La intervención se sitúa en una finca de algo más de treinta hectáreas, es una dehesa con magníficas encinas y un sotobosque de retamas jaras y espinos. Algo muy parecido al paraíso. En la zona central de la finca existían diversas construcciones, una casa principal, una de guardeses, unas cuadras y un palomar, suman entre todas seiscientos metros cuadrados construidos en los que se materializa la intervención.
Se delimitó un ámbito de la finca de aproximadamente una hectárea, enmarcado por caminos y donde se encontraban las edificaciones. En esta zona la intervención en el territorio se limita a domesticar un poco la naturaleza, podas ligeras, desbroces y plantación de arbustos autóctonos, así como recuperar el daño ocasionado por la obra, descompactando el suelo y recuperando la cobertura vegetal.
La vivienda se encuentra asilada en una gran parcela, sobre la cima de un pequeño montículo, tiene una superficie construida aproximada de trescientos metros cuadrados. Se accede a ella a través de un camino arenoso circundado por encinas y grandes rocas de granito que afloran del suelo. Entre las edificaciones de la casa principal, la de invitados y las cuadras se formaliza un patio con un olivo en el centro y una enorme encina de fondo. Éste espacio distribuye el acceso a las edificaciones.
La intervención recupera los muros de 70 cm de piedra de granito y los perfora con huecos de gran tamaño para modular la luz. Se trabaja el espacio como un elemento sólido, como si se tratara de una talla. Estos huecos se configuran como lugares donde estar para disfrutar simultáneamente de la protección y el confort de la casa y de la impresionante naturaleza que la rodea.
INFORMACIÓN DEL PROYECTO
Estudio: Ábaton Arquitectura
Fotografía: Belén Imaz
Ubicación: –
Acabado: Cromo
Tipo de proyecto: Viviendas